Cuando un personaje llega al pináculo de su carrera, se vuelve famoso, exitoso y es un referente cultural para la juventud peronista argentina, le empieza a llover mierda de gorila sobre su cabeza. Misterios, dudas, difamaciones, mentiras, calumnias, injurias y boludeces rondan la inmensidad de dichas figuras. Y este es el caso de, ni más ni menos, el Mudo Fernández, talismán de la suerte de TUC.
Se anda rumoreando por Avenida Eva Perón (patria bandera y sentir nacional, carajo!), Bajo Flores, hogar del Mudo, que se ha hecho dos nuevos tatuajes; uno correspondiente a Bruce Lee, maestro absoluto de las artes marciales, y el otro un tanto más inquietante: el compás y la escuadra, símbolo de la logia masónica cappista-paganista (que va tan en contra del sentir popular y nacional ligado al Mudo).
El Mudo Fernández: para los detractores: entrando en el Sagrado Templo de la Orden Masónica de Bajo Flores (al lado de la cancha de San Lorenzo, al costado de la villa), para los amigos: con guantes y repasador, lavando los platos del mediodía.
Si bien podemos reconocer que grandes figuras de la historia universal han pertenecido a logias masónicas en sus respectivos países –Mozart, el Checho Batista, Franklin el del ano (sic) Roosevelt, etc. –, difícil es asimilar el ingreso del Mudo a dichas filas. Y eso no es todo: se dice que es un iniciado de grado 33 (Soberano Gran Inspector General de la Orden), el más alto para la francmasonería cappista-paganista internacional.
Supuesta imagen del tatuaje del Mudo Fernández, supuestamente realizado en el local 54 de la supuesta Bond Street. Le salió unos supuestos 400 pesos y se lo hicieron con supuesta tinta BIC y una agujita de coser.
También se sabe de los beneficios con los que cuentan los selectos iniciados de estas logias. Un allegado TUC –no sabemos si en realidad o al estilo Inception, entrando en la 3er capa de sueño–, pudo verificar que el Mudo, en su habitación, al lado de su cama, posee una góndola de supermercado repleta de productos DIA que switchea (sic) a piscina olímpica según su voluntad. Y que además presenció la final de la Champions League que se estaba jugando en un pasillo, al lado de su casa, en (repetimos!) el barrio justicialista de Bajo Flores.
La CIA, el Mozat (sic) y la SIDE están tomando cartas en el asunto (sí, juegan un truco de a 6) y prometen esclarecer el caso, ya sea para verificar las versiones o para desmentirlas. Mientras tanto, el Mudo Fernández sigue dando que hablar.
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