¿Qué hacía? Pues bien, fui invitado al nuevo robo del señor Spinetta (mentira, va con onda, Luis): el super box de 3 cd, 3 dvd y dos libros, de aquel memorable show en ese estadio que solo puede llenar Luis Miguel, Diego Torres, Spinetta en esa única ocasión, pero nunca sus hinchas: Vélez Sarsfield.
Rápidamente pude ver caminando por ahí a maestros como Pipo Lernoud, Machi, Pomo (un encanto de persona) y otros como el imbécil de Fito Pais (sic). Resaltando la presencia del ídolo de la juventud, Pomelo (as Juanse) probablemente buscando a su dealer por teléfono, o riéndose de la gente que gritaba “Pomeeeelo, Pomeeelo” cual Gastón Idiota Ranquelevich, cuando el señor salía por la pantalla. Obviamente, esas son cosas que pasan cuando estas duranga, como se dice.
Al menos Spinetta tocó La herida de París. Tan mal no la pasé.
He aquí la prueba:
Ah, estaba esperando ver a Cerati, pero parece que no llegaba el cable del suero.
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