26 ene 2011

Kopanipedia: Maraia, la del Barrio




Maria del Carmen Rosarito de la Santa Crucecita del Lucero del Alba de Diamante (A.K.A. “Maraia la del Barrio”)
San Juan de Costa Rica, Floresta Latina, 1947

Maraia nació en un barrio pobretón, pero feliz, de las latinísimas tierras de Costa Rica, a pesar que ella se haga la pístola y diga que nació en Venezuela, por motivos que veremos más adelante. Maraia siempre se sintió una ciudadana del mundo (como Gastón Pols y el Mudo Fernandez) y ya en la escuela primaria mostraba dotes para el periodismo; a sus tiernos 9 añitos realizó un viaje a Chilecito, para conocer a la tribu de los Nemenistas, los Menonitas riojanos liderados por Italia Turunen (un travesti bilingüe que canta lírico en Pasión Tropical) y Marcelo Cabaruli. Este informe (que seria filmado y emitido por TyC Sports, para el programa 5º a Fondo) le valió a Maraia una Concha de Oro, un Premio Chenemigo y un Estrella de Mar.

Maraia antes de entrar a la preparatoria


Los padres de Maraia entendieron el potencial de la joven inmigrante (sic) y decidieron mandarla al Istituto (sic) Carrie Bradshaw para Zorritas Cordobesas (sic) donde Carmencita siguió puliendo sus talentos para la escritura y algunas cosas más, porque no. Pero, ay, la tragedia llegó a su vida una noche, en la que, bebiendo aguarrás con sus compañeros de fraternidá (sic), Maraia cayó en un Limbo, o mejor dicho, un Blackout: la caraqueña (sic) cayó en un sueño profundo donde nada pasaba (como un disco de Yo La Tengo), salvo por el hecho de que (sic) soñaba con la banda alemana Scorpions. De este trance (con David Guetta) de 3 meses Maraia salió rescatada por el poder mágico de Cliff Burton y su anestesia mataputosindies.

Este episodio marcó un auténtico punto de inflesión (sic) en la vida de la indocumentada perenne; hizo replantearse el propósito de su vida y “para que mierda seguir estudiando periodismo, si total le voy a tener que sobar el caño a Orlando Barone para conseguir algo decente”, para decirlo en sus propias palabras. Es entonces que decidió hacerse mula, o camello, esto es, traspasar drogas (ayahuasca más precisamente) a través de la frontera entre Canadá y Venezuela. Todo iba medianamente sobre ruedas, hasta que una calurosa jornada de Enero de 1934 (sí, antes de que naciera Maraia, su vida no es lineal) Maraia se encuentra transportando ayahuasca en sus trompas de Falopio para la Fiesta de Cumpleaños de Rolando Graña, cuando es interceptada por los GI Joe de Chavez (sic), (a quien Maraia no podía ver de antes y no sabemos por que; si por populista, por ser amigo de los Tren Loco, o por ser un pelotudo) El delito de llevar falopa dentro del cuerpo es uno de los que lleva mayores penas carcelarias en Venezuela (junto con escuchar reggaetón) y Maraia se come una estadía en el Gulag Latino de 6 añitos.

Allí se recontra-curte (en todos los sentidos posibles) dado que el Penal es mixto y le toca compartir celda con el Mudo Fernandez, que estaba detenido por haber downloadeado un Intimo e Interactivo de Intoxicados. Los detalles sobre la convivencia son reservados, pero se sabe que el Mudo gustaba de acariciar mucho el Afro de Maraia, peinarla (no sabemos si para adentro o no), comprarle cerveza, conseguirle puchos y demás boludeces para poder ponerla de una buena vez.


Maraia no queriendole entregar el rosquete al Mudo Fernandez

Pasados los 3 años, Maraia sale por buena conducta, pero la experiencia le llenó el afro de preguntas, por lo cual decide retomar su vieja pasión: el periodismo. El libro que Maraia edita documentando el cólico renal que fue compartir celda con el Mudo se llama “EVITANDO EL DESNALGUE” y es un auténtico éxito de ventas, contando con prólogo de Marcos Aguinis y recibiendo premios como el Tetris de Carne, La Tibia de Platino y el Premio Chenemigo (otra vez)
En la actualidad Maraia disfruta de las mieles del éxito, y cuando está muy al pedo, se va para el Cuartel General de Telecentro en Asunción, donde limpia los baños y la conocen como:

Maraia, La del Barrio.

Maraia en una de sus intervenciones públicas más famosas; en los WMA Venezolanos, acabando el trapo, en protesta por el libro "Estacionar mal, chocar, y esas cosas de mujeres" escrito por el Vizconde Arul Schweinstiger de Agüero

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